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Incomunicación

Ante una imagen, nuestro cerebro recoje los datos más importantes para poder archivarla. Lo que vemos pierde sus características generales en función de las particulares. Por ejemplo, cuando intentamos recordar a alguien, no podemos reconstruir perfectamente la cara porque lo que hemos memorizado son características por separado, los datos que nos parecieron representativos: una nariz grande, una camisa verde..

El problema está en que, ante una misma imagen, cada persona archiva datos diferentes. La Importancia es subjetiva y depende de la cultura, sociedad, experiencias personales e incluso de la edad y sexo. Ante un anuncio publicitario de un juguete, un niño le dará mucha más importancia y por tanto retendrá mejor los datos relacionados con las posibilidades de juego, color, actualidad, …y seguro no se fijará en el precio. No hace falta decir que el precio es justo en lo que se fijará el padre.

Retener una imagen según los datos que nuestro subconsciente ha creído oportunos, no tiene mayor relevancia hasta el momento en que queremos contar, describir la imagen. El niño intentará explicar el juguete que quiere poniendo énfasis en el color rojo metalizado y en que es el único coche que lleva un lanza-llamas en la puerta y el padre no recordará haberlo visto porque no retuvo esos detalles.

El Dicciopinta es el claro ejemplo. Un jugador tiene que, unicamente mediante dibujos, interpretar una palabra dada (eso ya es difícil para la mayoría) y que su compañero la acierte (¡eso ya son palabras mayores!). Cuando cojes el lápiz y empiezas a amontonar cuadraditos, dibujándolos en un papel, porque lo que quieres decir es “SUMAR” y el otro entiende que es “UN BLOQUE DE PISOS CON MUCHAS VENTANITAS”, te das cuenta hasta que punto lleqa la incomunicación. …Coño! haber hecho un colegio! un pupitre!! un niño, una pizarra, cojones! la infancia!! …pero qué culpa tienes tú de tener una idea más abstracta de la palabra SUMAR???

Perder en el Dicciopinta es una gran desastre, pero hay momentos en los que la incomunicación puede ser un problema «aún» más grave :-D.

En diseño, esta incomunicación puede ser responsable del éxito o total fracaso de un producto, ya que una buena comunicación entre el diseñador y el receptor, es el fin último del diseño.

Es muy probable que la incomunicación venga en realidad por una falta de información. El diseñador puede tener datos, archivados en el cerebro, que no sean del todo correctos por un insuficiente conocimiento del tema en cuestión . Ahí va el ejemplo: si el primer y único gorila que ves en tu vida es albino y nadie te dice que es una rareza, piensas que todos los gorilas son blancos y lo archivas así en el cerebro. Cuando quieras representar un gorila, lo harás mediante ese esquema y nadie te entenderá o no correctamente.

El único problema que le veo a tener una información exhaustiva, es que puede llegar a comprometer la creatividad. La imaginación siempre se dispara a crear lo desconocido. (Esto me recuerda las curiosas ilustraciones de la Edad Media, donde la falta de modelos rigurosos de animales exóticos, hacía que las ilustraciones de esos animales parecieran más fantásticos que reales).

¿Hay que desvincularse, entonces, de nuestros conocimientos?
Quizás hay que sintetizar hasta lo esencial nuestras ideas, libres de subjetividad, y luego conscientemente incluir más conceptos archivados o inventados que lo saquen de la realidad. No dejarse llevar por los esquemas preestablecidos sin analizarlos previamente.

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